No es cierto que tenga un vínculo cercano con la naranja. No.
Simplemente el desdén de una noche como cualquiera, me motivo a moverme y ya. Pique cebolla, eché laurel en un recipiente, abundante aceite de oliva, pimienta verde, tomillo deshojado, jugo de naranja, mucho jugo de naranja y un ensayo inusual con estragón.
Con el calor que hacía me sentí más que complacido, el olor de la cebolla en mis manos, el aceite que se volvía empalagoso en mis dedos y el jugo de naranja hacian del conjunto un almizcle atractivo. No le veía muchas esperanzas al plato y fue entonces cuando me serví un vaso de sello loco. Un juanito niquelado. Completamente frío. Denso. Sabroso. Puse un filete de carne de muy buena calidad comprado con los últimos ahorros de mi quincena, en el recipiente de la marinada.
Y me olvidé por completo de él, hasta hoy.
En una sartén puse toda la marinada, la carne parecía ya cocida por el jugo de naranja. Puse fuego lento y contemplé un rato. Un maremoto de olores salieron de esa hornilla y me animé. Una olla, aceite de canola, tres dientes de ajo sin pelar, tres pedazos de cebolla, medio pimentón amarillo, medio rojo, calentar y sofreír. Diez segundos más tarde agregar abundante sal y contemplar. En ese momento que usted piensa es el indicado, agregar arroz y esperar otra vez.
Servirse un nuevo vaso de juanito y esperar.
Cortar pedazos de queso holandés en cubos de un centímetro (cúbico, valga la redundancia), poner en un plato semipando blanco, deshojar una ramita de estragón picarla si se quiere y espolvorearla sobre el queso servido ya en el plato. Listo el arroz servirlo sobre el queso. Lista la carne, cortarla en lonjitas o medalloncitos y ponerlos sobre el arroz que está sobre el queso que está sobre el plato semipando blanco. Servir la sustancia en abundancia sobre la carne que esta... sobre todo y dejar reposar por unos segundos.
Servir un nuevo vaso de juanito y saborear este sencillo, práctico pero esquisito platillo. No aseguro que mi juicio esté bien fundado pero la combinación entre el whisquicito y el arroz me dejó perplejo. No tengo foto porque me devoré el plato y en el ocio de la ingesta planeé esta cortica reseña.
Ella? Sabrá dios donde se encuentre ella.
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