Sunday, August 01, 2010

Postre de Anón, Menta y Chocolate

Hace mucho no escribía y que mejor manera de volver a hacerlo que con un delicioso postre.

Llevo experimentando en varios platillos el uso de un invento a partir de ponqué ordinario, en mi caso Ponqué Ramo. Sin llegar a ser despectivo lo importante es tener una base de torta plana de sabor natural. Esta torta se vuelve migas y se ponen a tostar acompañadas de trozos gruesos de marañón. Su cocina se irradiará de un delicado aroma a bizcochuelo recién horneado. Cuidado. Hay que estar pendiente de revolverlo para que no se queme, se tueste demasiado o pierda su sabor natural. Mi truco es que después de dejarlo reposar lo reservo en un frasco tapado y lo meto al congelador, podrá durar mucho tiempo sin perder la textura, sabor y aroma.

Para este postre se necesita de Anón, una fruta prima hermana de la guanábana, se toma su pulpa se pone en un plato y se guarda en el refrigerador hasta que cristalice. También se necesita de menta, una hierbita difícil de conseguir en los supermercados pero por el contrario casi en abundancia en las plazas de mercado tradicionales .

Vertir en una sartén medio vaso de leche, una cucharadita de aceite de oliva (o mantequilla derretida), una cucharada de azúcar, una cucharada de chocolate en polvo y revolver para que no se queme. Cuando las burbujas se hagan grandes retirar parcialmente del fuego y agregar menta picada, revolver y volver otra vez al fuego. Cuando las burbujas dejen de ser grandes y la textura sea de almíbar, retirar del fuevo y conservar.

Para emplatar buscar un recipiente que permita encontrarse con las sorpresas sin revelarlas completamente, yo prefiero un pocillo sencillo.

Llenar el pocillo hasta un tercio de migas de bizcochuelo, luego disponer el helado de anón, agregar una cucharadita de mascarpone o queso crema y después cubrir con el chocolate.

Una ramita de menta para decorar no sobra.
Se puede disfrutar sólo o acompañado de un té o un café caliente, los contrastes de temperatura serán deslumbrantes.

El anón y la chirimoya son frutas maravillosas, cremosas y al igual que la guanábana su textura es erótica. Ayer fui a la plaza y no aguanté las ganas de volverlas a probar y traerme un par.

Disfruten.