Thursday, September 20, 2018

Palabras para el Matrimonio de Julieth y Daniel

Hola, Buenas tardes. Para los que no me conocen, mi nombre es Miguel Vaca pero me gusta más Vaca o Vaquita, como me dice mi esposa y mi hija Sofi. Me encantan los matrimonios. Los novios. Las risas. Los bailes. El discurso. Si el discurso, no soy muy buen orador pero me gusta escribir y compartir un par de palabras, en cambio, Roxxx, mi esposa odia que yo me pare aquí, en frente de todos ustedes. Pela los ojos. Se sonroja. Le pide a la Tierra que se la trague entera y se esconde entre sus pequeños hombros. Ella llegó tarde porque estaba llevando a la Sofi a Karate. Después, como vamos a trasnochar y sandunguiart mucho aquí con ustedes pues estaba además cuadrando cómo y quién le hace el relevo desde el Salitre donde el maestro Okasaki está dando un congreso de Karate Shotokan. La Sofi, acaba de cumplir cuatro años (más tarde a los interesados les muestro fotos), es la más pequeña del congreso pero ya se ganó su uniforme blanco, que hoy estaba impecable para que el maestro Okasaki se deslumbrara, ya superó su cinturón blanco, su cinturón celeste y hoy en día, con sus cuatro septiembres ya está en cinturón amarillo. Julieth, Danielito mijo. No saben el orgullo y la importancia para nosotros de que nos hayan invitado hoy a compartir este evento. De sentarnos a conversar y reír con otras personas importantes para ustedes. De hacernos sentir parte de su familia. Eso si, disculpar por favor a este extraño que se para en frente de ustedes a darles un consejo no pedido. Un consejo sencillo. No se mucho de matrimonios. Este es mi tercero repitiendo pero por primera vez no voy habilitando. Pero lo que sí sé es que la clave está en el día a día. En los detalles. En el vaya usté se sienta bien pispo, hace tiempo mientras yo llevo la niña y llego; no me vaya a hacer quedar mal. En el me levanto más temprano para desayunar con calma y permitirle unos minutos más de sueño a la otra persona o incluso sorprenderla un día cualquiera con su preferido, una tortilla española y un té, Earl Grey. Clarito. Con la bolsita remojándose tan sólo un par de minutos pa' que no se amargue. El té. El té. Que no se amargue el té. En el inventarse planes del aire. En el de disfrutar las cosas pequeñas y sobre todo los momentos donde no hay nada más que hacer sino mucha fuerza al rojo del Liverpulito (ssssshito no le cuenten a Alma, Arsenal es chévere pero Uno Nunca Camina Solo con Liverpool). Todos esos momentos, son la urdimbre, sólida, fuerte, fundación de los cimientos de ese gran edificio rascacielos que nos proponemos construir. Sin ellos no hay postre ni sobremesa. Sin ellos no existimos en pareja, no existimos en familia. El día a día trae complicaciones. No es raro, no es de asombrarse. Si hay muchas complicaciones habrá muchas soluciones y muchas formas de volver a la paz. Nos gusta con Roxxx hablar. Hablar hasta de lo indecible y terminar agotados en nuestros lechos de tanto reírnos, ustedes ya encontrarán su fuerte y su maña. Mucha suerte. Les deseo mucha paciencia y que les dure mucho su matrimonio (hasta que la muerte si es posible sin embargo no nos pongamos macabros) pero como dice Jim Carrey en Una Serie de Eventos Desafortunados: El matrimonio no es un pic-nic. Así que.. Chop-chop... A trabajar!