Hoy, después de la labor cumplida, preparé unas pastas, un queso, unas papitas y una gaseosa. Almorcé más temprano que de costumbre para descansar el malestar de una semana llena de ajetreo y tensión.
El descanso del guerrero, aquel después de una ardúa lucha y un delicioso fiambre. Sorprendido, despertado, violentado por un sol sabatino. Aspero, seco, brillante. Mis ojos tartamudearon por un lapso bastante largo pues estaba completamente encandilado con las furiosas ramas que entraban por mi ventana, de ese sol implacable.
Cogí el celular, marqué a Metrallo, buscando esa filomena bendita o maldita o bendita, no sé.
- Vivi carajo deje de sonreír, deje de estar tan feliz. Extraño a Bogotá gris y lluviosa, necesito un poco de esa Bogotá para seguir durmiendo
- Oigan a este! Mijitico dejeme ser feliz, mas bien salga, sirvase una cerveza en la terraza de Choco y disfrute la tarde que eso no sucede tan amenudo.
- Vivi por dios... Por lo más santo... Po lo más sagrado... Por lo más humilde...
- De por dios nada. Cerveza, helado, comida, Escobar y guayabo. Se lo regalo, es mi petición.
Y en esas voy.
:) vea pues que bonito! cuando usted sonrie sale es la luna y no el sol. Yo todavía lo veo cuando la luna arremeda su sonrisa.
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