La última vez que recuerdo tu presencia debí haber estado bastante embriagado porque recuerdo te estaba tutiando y el verbo que de mí salía solo trataba de seducirte. Mis manos se escabullían en tus hombros y se perdían en tu espalda acariciando tu cintura. Mis labios interrumpían su discurso y buscaban los tuyos tímidamente mientras se refrescaban en ese pozo de frescura.
La última vez que recuerdo tu presencia debí haber estado bastante embriagado porque amanecí con un tufillo de euforia y de Juanito. Mi ser estaba infestado de un aroma profundo a fresa y a delicado perfume de sudor y sal. No me convenzo de lo que sentía y como un chirri aferrado a su botella de pegante, me olía, me desvestía, te sentía, te descubría, te asfixiaba.
Estuve tentado a bañarme pero el fresaroma madurado con la noche, con la aurora, con los recuerdos, se había transformado en una esencia inquietante, vacilante, adictiva, atractiva. Un profundo olor alcoholizado surgía de mis entrañas y mientras la fresa me adormecía y me embriagaba, una sonrisa se dibujaba en mi cara y recuerdo que te besaba, te acariciaba y te asfixiaba entre mis brazos.
que bonito migue.....
ReplyDeleteque bonito recuerdo
Gracias Vivi.
ReplyDeleteQue pena tenerla tan descuidada mijitica pero el trabajo me consume.
Un abrazo grande!!